Reitero, apenas lo vi, me fascino!
Renuncio a...
Renuncio a quedarme con tu mala mirada, tus palabras frías, tu poca alegría, tu poca fe ante la vida. Y que por culpa de tus problemas, no puedes admitir que otros sean felices o que estén tranquilos.
Renuncio a quedarme con tu egoísmo, tu hipocresía.
Tus bondades por conveniencia, tus críticas destructivas, tus responsabilidades que son solo tuyas y no mías.
Renuncio a tus malos sentimientos que te nacieron para mi sin haberte yo hecho nada. Me miras como si yo fuera la culpable, como si no mereciera estar un minuto estar sentada, como si no pudiera dormir una media hora, como si no mereciera nada de lo que tengo porque simplemente tú no eres feliz.
Renuncio a sentirme triste, cuando me hieres con tus palabras tan despreciativas.
Cuando intentas comprometerme con tus compromisos. Renuncio a creer que soy todo lo que me dices. Y a creer que solo tú haces las cosas bien. Cuando llevo contados todos tus errores y no me importaron, ni por eso deje de estimarte, ni por eso te pensé como menos persona.
Renuncio tu mirar ante la vida, tan simple, tan vacía. Te sientes tan héroe y tu misma te llamas así.
Cuando los héroes en realidad jamás hablan de sus hazañas porque son anónimos.
Renuncio a tus consejos gratuitos que solo me aturden y no me dejan pensar con claridad.
Renuncio a los reconocimientos, porque no los espero. Todo lo que hago, lo hago en silencio. Soy dueña de mis propias decisiones, de mi propia vida. Que aunque intenté compartirla, no pude hacerlo ante la presión de que tú hayas querido que yo “cambie” sólo porque no estuve siempre de tu lado.
Dicen que las verdades duelen, pero duelen para bien, no para sentirte menospreciada.
Renuncio a lo que tú llamas verdad.
Tú única forma de ver la vida y que nadie puede verla de otra manera, porque estaría en un error y tú no sabes de errores.
Renuncio a las excusas, al simple hecho de decir que esto pasó por que “tú” no hiciste y que jamás digas YO ME EQUIVOQUE, LO ADMITO.
Te sientes con tanto poder, pero también eres cobarde.
Renuncio a tu manera tan dura de tratar a las personas para que entiendan lo que hasta ahora ni tú misma entiendes. Porque la vida te ha tratado así, piensas que los demás también deben ser tratados así. Que injusta eres, y me llamas egoísta.
Renuncio a todo lo que me duela. Porque con cariño siento que aprendo más, y siento que demuestro más. Porque bien es dicho que UNO RECIBE LO QUE DA.
RENUNCIO Y PUNTO. Quiero para mi corazón las cosas lindas que todos tenemos.